Dejo mi mente libre por unos instantes y siento cómo viajo al pasado, me encuentro en tu santuario, aquel donde te obligaron a quedarte. Sentada en la cama, me doy cuenta que mis pies nos pequeños y ni siquiera rozan el suelo, mientras tú, estas tumbado en esta minúscula cama, me encuentro tranquila, feliz ( son sensaciones que hoy en día no encuentro...tal vez... porque no quiero ).
Soy consciente de que nunca te dejé marchar, no he dejado que sigas tu camino, aquel que tanto anhelas mas no pertenece a la tierra; pero hoy aquí sentada, en estas líneas busco la forma de que esa niña vuelva al presente, cierro los ojos y te veo, dejo en tu rostro una dulce caricia, sonrío, mientras percibo que poco a poco desapareces. Adiós Coyote, siempre estarás en mí.
En silencio me quedo mirando al cielo, sé que has venido, pero éste no es tu lugar, sonrío de nuevo, siento en mí por un instante la calma que antaño podía sentir a tu lado. Ya nos veremos en cualquier plano pero mientras tanto seguiré aquí, luchando por vivir.
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