domingo, octubre 08, 2006

DOS MARES.-

A noche se me hizo tarde para entrar en mis sueños, era las cinco cuando mire el reloj, y tan solo me había quitado los zapatos, deje el móvil como siempre en la mesilla, miraba al techo apenas tenía sueño, pero sabía que debería de dormir.

Cerré los ojos, suspire como de costumbre, me aferré a mi mantita. Poco a poco sentía que el sueño entraba por algún lugar de mi cuerpo, se adueñaba de mí.

Cuando me quise dar cuenta estaba en un lugar algo conocido para mí, pero aún así era curioso de contemplar. Dos mares separados por una pequeña tierra. Sus arenas era suaves, templadas, puesto que aun el sol las acariciaba, mire hacía mis pies... y pude ver que estaban descalzos, seguí subiendo la mirada, tenía un bikini negro.

El mar de la derecha era tranquilo, las pequeñas olas jugaban con la tierra, poco a poco me acerque, para ver su inmensidad, su peculiar color azul, aguas cristalinas, invitaba a bañarse en el. Sentía como el agua poco a poco mojaba mis pies ( que agradable ); Me senté en su orilla, miraba hacía el horizonte, veía como este moría con el cielo azul, no se podía distinguir donde empezaba o terminaba el otro.

Paz, no hay mejor palabra para explicar lo que me trasmitía, me tumbe pero esta vez un poco mas adentro de el, aunque no era profundo.

Las gaviotas podían coger su alimento con tranquilidad, e incluso parecía escucharse una pequeña melodía que incitaba a quedarse allí para siempre.

Mientras tanto en el otro lado de la pequeña tierra, estaba el otro mar, bravo, brusco, feroz , violento. Sus olas rompían con fuera en la tierra, esta parecía quejarse por los golpes... me llamo la atención, mire un segundo al mar donde me encontraba... me levanté... quería un poco de diversión, poco a poco me acercaba a el, gruñía al ver mis pasos cercanos, con algo de miedo seguí caminando, deje que me bañara los pies como el anterior lo hizo, parecía calmarse cuando más cerca me encontraba, poco a poco pisaba su territorio, me asombre al ver el sosiego que alcanzo, aun así con mi imprudencia seguí caminado, el agua se empezaba a elevar, cada parte de mi cuerpo se mojó por el.

Me confié de que sería así para siempre, sus olas era algo mas altas pero con moderación rompían en la tierra, pero ... todo termino... no sé que produjo que el mar se volviera sanguinario, sus olas cada momento eran mas grandes, cada vez me costaba mas poder saltarlas, mi mente me decía que debería de salir, que si no, estaba firmando mi propia muerte, puesto que a un mar, nunca se le puede llegar a conocer, pero aun así, me quedaba, me gustaba, saltar.

Mire el agua, y puede ver que tenía tonos rojizos.. me asuste, mire por todo mi cuerpo buscando la herida que por algún motivo, me había echo, aunque no sabia como. Una ola me tiro al suelo, toque con mis manos la tierra que habitaba debajo de el... puede ver su fondo, era todo negro, luchaba por salir, por sobrevivir... oía voces de gente a lo lejos, entre ellos se preguntaban, como me había atrevido en adentrar a esas aguas, algunos de ellos querían ayudarme a salir, sin embargo no me alcanzaban.

En unas de las veces que puede alzar la mirada, pude ver el otro mar, calmado, sosegado, seductor, me maldije. Entre tanto luchaba por que este cogiera su calma, su dulzura... pero todos los esfuerzos eran en vano.

El agua se abrió dejándome por un instante que tocara sus tierras... en ese instante salí corriendo, cayendo de rodillas en la orilla. Un rugido oí, era de nuevo las olas que rompían con fuerza en la orilla. Alce la mirada, cansada, sin fuerzas, sin aliento, sin ganas de seguir... mire una vez más a la tranquilidad.

Arrastrándome, apenas sin rompa pude llegar con sumo esfuerzo a la tranquilidad... abandone mi cuerpo, con dulzura me lleno de el, deje que sus aguas me curasen las heridas producidas, no sabía donde estaban, pero el si se lo conocía era asombrante, su cálidas caricias pero este lugar ya no me pertenecía, ya no era para mi, aposté al mejor postor, al mas farsante de los mares, cuando me sentí con fuerzas, comprendí que era hora de volver a salir de el, no quería, pero tenia que hacerlo.

Ahora en la tierra, entre los dos mares, me pregunto... ¿ a cual de los dos debo volver? .
Sentada en la tierra cierro los ojos... y escucho un silbato cada vez mas cerca de mi.

Sobresaltada me despierto, miro aturdida hacia la mesilla, y veo que es el móvil que avisa de que ya termino la hora de dormir.

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