martes, octubre 03, 2006

OSITO.-



Lo recuerdo como si estuviera volviendo a ocurrir esta misma noche. De fondo sonaba la misma melodía, aquella que nos envolvió en una noche estrellada, en un cuarto pequeño, y tan solo un sofá para los dos No sé si esas mismas canciones la escuchamos en otro momento, pero en ese, era especial, pues la hicimos nuestra.

Cerré los ojos para sentir como la tibia música me bañaba por dentro. Una inmensa tranquilidad me cubrió. No quería abrir los ojos. No quería despertar…

Poco a poco tu cálida mano empezó acariciar mi cuerpo como si esta también se dejara llevar por la música. Empezábamos a olvidar donde nos encontrábamos, como si nos fundiéramos con la mayor energía que existe en este gran universo, aún así, podíamos distinguir quien era cada uno.

Por primera vez comprendí lo que era dejarse llevar por el amor, por primera vez supe lo que era sentirse seducida. Entre tus brazos, con tus cálidos roces, abandone mi cuerpo a tu entrega.

Me sentía como una tapiz en manos de un artista, el mismo que ama su trabajo, aquel que vive por la pintura, donde con un dulce movimiento es capaz de dar color a un cielo gris y que con una cálida mirada es capaz de hacer olvidar el motivo del sufrimiento.

Nadie tendrá el don que tienes tú para amar, pero por desgracia sabemos muy bien los dos que te eche de mi vida, pero aun así seguirás en mi recuerdo, permanente.

Observare este cuadro desde la ventana del recuerdo, sonrío por el momento que me hiciste pasar... estarás siempre en mi, y serás aquel maestro que supo dar color a mi sentimientos.

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